En Las Ciudades Invisibles de Italo Calvino, un imaginario Marco Polo relata al Gran Khan las maravillas de las ciudades del su imperio. De la ciudad de Ipazia, Marco narra la subversión de todos los códigos que suelen orientar al viajero: allí el palacio del poder es la casa de los esclavos, el sabio pasa su día en el parque infantil, y quizás la roca más alta sea el lugar donde esperar al barco para volver. Así, en pleno confinamiento, en Barcelona es posible pedalear sin manos en el medio de las grande avenidas desiertas, respirar el vacío de los mercados, dar un concierto desde el balcón para un público imaginario, y ver cómo la calle es el reino de los que no pueden salvarse. Como en Ipazia, cada instante en la ciudad confinada pide una nueva clave para comprender el tiempo y el espacio. Y deja la sensación del viajero que inútilmente intentó llegar a Zora, ciudad que “obligada a quedarse igual a si misma para ser mejor recordada, se deshizo y desvaneció”.

Dirección, fotografía, montaje: Alberto Bougleux

Producción CCCB: Víctor Diago